En la vida de hoy, el mundo sólo pertenece a los
estúpidos, a los insensibles y a los agitados. El derecho a vivir y a triunfar
se conquista hoy con los mismos procedimientos con que se conquista el
internamiento en un manicomio: la incapacidad de pensar, la amoralidad y la
hiperexcitación.
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